SOBERANÍA ALIMENTARIA VERSUS ECONOMÍA DEL DINERO
¿Qué es la Soberanía Alimentaria?
Cuando decimos Soberanía Alimentaria nos referimos al derecho a la independencia alimentaria de los pueblos, a su autonomía para elegir sus propios alimentos, vinculada a sus modos de producción y a su cultura. La Soberanía Alimentaria está estrechamente relacionada a otras, como la soberanía sobre la naturaleza y el territorio.
La expresión Soberanía Alimentaria fue desarrollada y difundida por la Vía Campesina1 y difiere de Seguridad Alimentaria, expresión utilizada por los gobiernos para referirse a garantizar el acceso a los alimentos, muchas veces, sin tomar en cuenta las lógicas de producción-consumo, economía, historia y cultura de los pueblos.
¿Crisis alimentaria o negocio del hambre?
La falta de alimentos o la llamada “crisis alimentaria” ha sido, desde la conocida como “Primera Revolución Verde”, y continúa siendo, una de las razones principales para imponer un modelo de producción de cultivos destinados a ser introducidos en mercados mundiales. Este modelo, como no está pensado para satisfacer las necesidades internas de nuestros países, exige la producción de monocultivos (cultivos únicos, como por ejemplo de: eucalipto, soja) extensivos, ligados a paquetes tecnológicos que implican alta dependencia de insumos externos como semillas manipuladas genéticamente (híbridas o transgénicas) que requieren la aplicación de agrotóxicos (fertilizantes, herbicidas y plaguicidas químicos). De esta manera, la producción de alimentos está controlada por empresas multinacionales proveedoras de los mencionados paquetes tecnológicos y el cono sur de América es la expresión de un continente colonizado por los agro negocios.
Este modo de producción, enmarcado en políticas agropecuarias de crecimiento económico distantes del desarrollo rural, se ha ido profundizando. El sistema que menoscabó la soberanía alimentaria se fue aplicando coherentemente con la conjunción de diversos factores: los organismos internacionales (Organización Mundial de Comercio y Banco Mundial) que han presionado a gobiernos de países del sur para liberalizar el comercio agrícola, es decir, que abrieran la importación de alimentos y prohibieran medidas que protegían su producción nacional2, el desarrollo tecnológico, la formación técnica y profesional con un rol estratégico al servicio de empresas multinacionales, el descrédito de los saberes campesinos y el desprestigio del mundo rural instalado socialmente. De este modo obtuvimos una agricultura cada vez más homogénea y concentrada a costa de un mundo rural cada vez menos diverso y por tanto, más vulnerable.
¿Qué implica para un país productor de materias primas destinar el 50 % de su superficie productiva a cultivos de exportación, que además, no consume?
En Argentina, en la última campaña (2008-2009) se sembraron 17.000.000 has. con soja transgénica, destinada a forraje (alimentación de animales) de países de Asia y Europa. Este modelo agroexportador tiene consecuencias económicas, sociales y ambientales que impactan en el país y su población: desplaza otras actividades productivas como la ganadería para producción de carne y leche necesarias para la alimentación humana, no genera trabajo (ocupa 4 personas cada 500 has.), concentra la tierra3, expulsa a miles de campesinos y obreros rurales a centros urbanos4, produce la degradación y pérdida de suelo, causa la tala de bosques nativos, contamina el medio ambiente con la aplicación de millones de litros de agrotóxicos campaña tras campaña con impacto directo en la salud de las personas y aporta al calentamiento global.
Desde hace casi cincuenta años, este modelo productivista opuesto a la utilización de semillas locales apropiadas cultural y agronómicamente, a la preservación de sistemas alimentarios biodiversos y a la aplicación de prácticas tradicionales de producción que además, posibilitan la conservación de recursos indispensables como el suelo y el agua se presenta como solución al problema de falta de alimentos. Un modelo que lejos de resolver el problema del hambre lo ha convertido en negocio para algunos.
El alimento de los seres humanos hace tiempo se ha transformado en mercancía, como ha ocurrido con otros bienes indispensables para la vida, como la tierra.
La principal causa de que existan crisis alimentarias se debe a que la prioridad de las políticas neoliberales está puesta en producir ganancias económicas en lugar de atender las necesidades humanas violando el derecho a que todos/as tengan acceso a los alimentos.
El mercado dejó de ser, como en la economía campesina, un recurso de la familia que tomaba lo que necesitaba en una relación de “comensalidad”5 sobre una lógica de reproducción social y distributiva.
“El 82% de los productores (campesinas, indígenas y trabajadores rurales) ocupan sólo el 13% de la tierra. Mientras el 4% de las llamadas “explotaciones agropecuarias” ocupan casi el 65 % de la tierra utilizada para la producción. Mientras menos de mil personas o grupos económicos poseen un promedio de 35.000 has. cada uno, hay 137.000 agricultores a quiénes sólo les tocan 15 ha cada uno. Campesinos y pueblos originarios son obligados a desalojar sus campos.-” – Documento Mesa de Tierras de Santa Fe - 2008.
A pesar de los embates, la mayor parte del alimento mundial es producido por la economía campesina. “Lo nuestro es una forma de producción y un modo de vida, que pese a su invisibilidad histórica, reviste gran importancia para el país, entre otras cosas por el aporte que hacemos a la soberanía alimentaria, la generación de empleo y el arraigo rural….” 6
En este marco, cabe preguntarnos si construir o recuperar la soberanía alimentaria en los países latinoamericanos será también tarea de campesinos y campesinas, pequeños productores y productoras y pueblos originarios, quienes llevaron la peor parte en los costos de este proceso de “modernización”?
Nos encontramos ante dos modelos opuestos de producción de alimentos: un sistema alimentario industrial globalizado y controlado por las empresas versus una diversidad de esfuerzos por conservar, desarrollar y expandir la Soberanía Alimentaria.
¿Cuál es el aporte de la Educación Popular en la construcción de la Soberanía Alimentaria de nuestros países?
En las comunidades locales desde la posición ético-política que apuesta a la sustentabilidad, autonomía, equidad y solidaridad:
Generando espacios de discusión política sobre la situación en la que estamos y cómo llegamos a ella, de reflexión con diferentes sectores sobre el tipo de país que queremos ser y, la revisión de nuestras lógicas de producción y pautas de consumo.
Promoviendo la participación y organización del sector campesino empobrecido, descapitalizado; que aún resiste en el medio rural en parcelas de muy escasa superficie y con tenencia precaria de la misma7 o sin tierra, con producción a pequeña escala y una economía que no alcanza a satisfacer las necesidades básicas de la familia. Generando espacios de encuentro, de análisis y comprensión de la realidad desde la perspectiva de sector, de práctica en la toma de la palabra, de conocimiento y práctica de sus derechos, de valorización de sus saberes tradicionales aportando a procesos de reconstrucción de la autoestima, de la dignidad y de construcción de su Identidad Campesina paralelamente a la gestión de medios de producción que mejoren sus condiciones de trabajo y capital productivo.
Trabajar las cuestiones mencionadas desde una perspectiva enmancipadora implica acompañar la consolidación de procesos organizativos autogestionados favoreciendo que: garanticen prácticas democráticas y transparentes al interior de las organizaciones, tramiten sus propios conflictos, consigan entidad jurídica, gestionen y administren sus propios recursos, se relacionen e integren con otras organizaciones a nivel local, nacional y regional para su fortalecimiento y trabajo sobre políticas públicas. En este sentido entendemos: visibilizar el sector, sus problemáticas y construir propuestas para políticas públicas diferenciadas destinadas a: la recuperación y control de tierras y territorios, la regulación del mercado y flujo de alimentos por parte de los estados; la protección y apoyo a la agricultura familiar sustentable, a la producción local de alimentos, a la defensa de las propias semillas contra privatizaciones y patentamientos y a la comercialización de los alimentos en los lugares donde se producen.
Alentando la integración y retroalimentación del campo y la ciudad, la construcción de alternativas económicas a los circuitos dominantes que recuperan prácticas de mercado tradicionales como ferias de pequeños/as productores/as y campesinos/as en el marco de la Economía Solidaria.
Promoviendo la restauración de la diversidad biológica y productiva a través de la protección de semillas locales como patrimonio indispensable y de prácticas de producción agroecológica.
Las herramientas mencionadas para aportar a la construcción de la Soberanía Alimentaria como perspectiva enmancipatoria corresponden a cuestiones metodológicas que exigen prácticas sistemáticas de acompañamiento a nivel familiar/predial, grupal/organizacional y de articulación con otros actores de diferentes niveles, gubernamentales y no gubernamentales8 en procesos que no son lineales y que requieren períodos de tiempo no poco extensos.
El contexto actual presenta riesgos y amenazas permanentemente exigiéndonos redefinir las estrategias de intervención territorial y el rol como ONGs de Educación Popular entre otras… Resulta oportuno citar a la compañera Claudia Korol: “…..La Educación Popular, al permitirnos teorizar colectivamente sobre nuestras prácticas, nos posibilita encontrar pistas para una producción colectiva de conocimientos que nos ayude a reconocernos, identificarnos, creer en lo que podemos crear, y que potencia nuestra capacidad de transformar la realidad en un sentido de ruptura, de batalla contra la enajenación y contra toda forma de alienación de nuestra sensibilidad, y nuestro esfuerzo, en un sentido de revolución…..” 9
Impregnados de confianza, evocamos las palabras campesinas:
Y pregunto, esa alegría, esa esperanza… ¿de dónde le llega? Contestó una campesina del Cauca colombiano sin dejar de reír: “Nos divierte mucho ver cómo los colibríes pueden desplumar al cóndor. Sin plumas ese animal tan fiero no puede volar”10
Viviana Quaranta
ACCION EDUCATIVA SANTA FE - ARGENTINA
ARTÍCULO PUBLICADO EN LA PIRAGUA N° 30 – Año 2009
Revista Latinoamericana de Educación y Política
CONSEJO DE EDUCACIÓN DE ADULTOS DE AMÉRICA LATINA (CEAAL)
1 Vía Campesina es un movimiento internacional de campesinos y campesinas, pequeños y medianos productores, mujeres rurales, indígenas, gente sin tierra, jóvenes rurales y trabajadores agrícolas. Defienden valores e intereses básicos de sus miembros. Es un movimiento autónomo, plural, multicultural, independiente, sin ninguna afiliación política, económica o de otro tipo. Las organizaciones que integran la Vía Campesina vienen de 56 países de Asia, África, Europa y el continente Americano.
2 “Ninguna parte podrá adoptar o mantener ninguna prohibición ni restricción a la importación de cualquier mercancía de la otra Parte o a la exportación o venta para exportación de cualquier mercancía destinada al territorio de la otra Parte,” – Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Centro América, Art. 3,8.
3 Se ha generado un fuerte proceso de concentración de tierras productivas: En el término de cuatro años, entre 1998 y 2002 disminuyeron casi un 25% la cantidad de explotaciones agropecuarias, a la vez entre las que quedan aumentaron en un 27,7 % su superficie promedio y aumentó el área sembrada en un 5,2 %. Fuente: INDEC
4 “8 de cada 10 personas que viven en el conurbano bonaerense provienen del campo.” Documento Mesa de Tierras de Santa Fe - 2008.
5 Comensalidad significa comer y beber juntos alrededor de la misma mesa…. Etnobiólogos y arqueólogos llaman nuestra atención sobre un hecho singular: cuando nuestros antepasados antropoides salían a recolectar frutos, semillas, caza y peces no comían individualmente lo que conseguían reunir. Tomaban los alimentos y los llevaban al grupo. Y ahí practicaban la comensalidad: distribuían los alimentos entre ellos y los comían grupal y comunitariamente. Así, la comensalidad, que supone la solidaridad y la cooperación de unos con otros, permitió el primer salto de la animalidad en dirección a la humanidad. Fue sólo un primerísimo paso, pero decisivo, porque le cupo inaugurar la característica básica de la especie humana, diferente de otras especies complejas (entre los chimpancés y nosotros hay solamente un 1,6% de diferencia genética): la comensalidad, la solidaridad y la cooperación en el acto de comer. Y esa pequeña diferencia marca toda la diferencia”. Comensalidad: rehacer la humanidad – Leonardo Boff – 2008-6 Movimiento Nacional Indígena y Campesino de Argentina – Junio de 2008
7 Más del 70 % de los campesinos, en Argentina, no posee regularización de los títulos de propiedad de la tierra.
8 Acción Educativa integra espacios de articulación provincial: Mesa de Tierras, Mesa de ONGs del norte de Santa Fe; nacional como las redes AMUYEN y Confluencia; y regional, el Programa Mercosur Social y Solidario y CEAAL.
9 Korol, Claudia. “Revolución en las plazas y en las casas”. Cuadernos de Educ. Pop. Ediciones Madres de Plaza de Mayo. Buenos Aires – 2004.
10 Sabiduría Indígenas, Gustavo Duch, El País – Diciembre de 2008
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